Buenas tardes, blogueros y blogueras:
Esta semana os traigo otra nueva entrada, como bien sabéis estoy estudiando Educación Infantil y como futura docente mi cabeza no hace más que darle vuelta a cuestiones relacionados con el ámbito educativo. Como bien os comente en la anterior entrada, esta semana en muchas asignaturas de este cuatrimestre hemos trabajo los conceptos sexo, género, estereotipos que me ha hecho replantearme la siguiente cuestión: ¿Cómo se transmiten los valores de género en la escuela?
La escuela, a pesar de ser una institución que procura ser igualitaria con la participación de chicos y chicas, transmite muchos estereotipos y valores machistas. La escuela desde la infancia socializa a los estudiantes en valores masculinos, que han estado tradicionalmente más valorados y dotados de mayor prestigio. Así pues, lo femeninos resulta invisible en el mundo escolar y no ha logrado en ningún momento igualarse en prestigio a lo masculino. Además, muchas mujeres se encuentran masculinizadas negando todo lo relacionado tradicionalmente con lo femenino y contribuyendo a la reproducción de los valores masculinos violentos y agresivos. La escuela mixta pese a fomentar que tanto chicas como chicos participen en ella no ha sabido apartar el modelo de masculinidad dominante ni fomentar la autoestima y la autonomía de las mujeres ni revalorizar sus aportaciones.
Además, desde la etapa de Infantil niños y niñas van percibiendo
los síntomas de la interpretación utilitarista y mercantilista que es la
educación actual, puesto que en esta etapa infantil tendrán una maestra y en
escasas veces algún maestro. No obstante, en la medida que van creciendo y
subiendo de nivel académico y, por tanto, aprendiendo cosas 'más importantes',
irán teniendo más profesores varones, identificando lo importante, lo valioso,
con lo masculino. A partir del segundo ciclo de primaria, lo que aprenderán en
la escuela no tendrá nada que ver con el trabajo que se hace en casa, que no
entra en el currículo académico porque no es importante. Verán que los hombres
son los que han construido el mundo, han hecho las guerras y han ganado las
batallas, han inventado cosas, han escrito, han descubierto continentes,
mientras que las mujeres no aparecen en sus libros de texto, ni en el contenido
de lo que los profesores y profesoras les transmiten (salvo cuando les hablan
de quién les cuida).
Tal y como afirma, Amparo Tomé (2001), la escuela valora todo lo que se considera masculino, es decir, el deporte y las ciencias. Al fin y al cabo, este hecho va a influir sobremanera en la forma de ver la realidad y, consecuentemente, en el comportamiento y en las expectativas de los niños ya sea en la escuela o en otros ámbitos. De esta forma, las asignaturas de humanidades y más vocacionales, juzgadas como propias de las chicas, van a ser rechazadas por los chicos. Son las actitudes de dominio y competitividad, transmitidas a menudo inconscientemente desde el colegio, las culpables de esta situación. Se van a reflejar en gran medida en el uso del espacio, acaparándolo sobre todo los niños mientras las niñas quedan relegadas a un rincón, así como en el de los tiempos y en la atención del profesorado, generalmente más requerida por los varones. Las escuelas en muchas ocasiones no conceden importancia a remas relacionados con la sexualidad, las expectativas de vida, la paternidad, las relaciones humanas, etc.
En definitiva, se aprecian aquellas prácticas pedagógicas que enaltecen el mérito del esfuerzo individual y competitivo sobre el colectivo y colaborativo. Así pues, se idolatra más el autoritarismo que la comprensión y, en conclusión, las ciencias, objetivas y provistas de esencialismo, sobre las humanísticas, culturales e interpretativas.
REFERENCIAS
- Tomé, A. (2001). La construcción de las identidades
masculinas y femeninas en la escuela. Educar en femenino y en masculino (coord. por Blanco , N.), pp.
87-98.
- Tomé, A. (2001): “Las construcciones de las feminidades
y masculinidades en los centros escolares”. Un acercamiento a los estudios de
género. II Encuentro de Mujeres Sindicalistas de CCOO. 24 y 25 de octubre de
2001. Alcalá de Henares, Madrid.
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